domingo, 11 de diciembre de 2016

Infante Don Carlos

Carlos de Austria, más conocido como el infante Don Carlos, fue el primer hijo de Felipe II, fruto de su matrimonio con su primera esposa, Manuela de Portugal. Como era normal en aquella época, los padres eran primos por partida doble por lo que su hijo era fácilmente enfermizo y tuvo diversos problemas desde su nacimiento, incluyendo la muerte de su madre solo cuatro días después de su nacimiento. Los médicos le detectaron algunas malformaciones y en sus primeras semanas de vida apenas pudo moverse. Durante el resto de su vida y debido a estas malformaciones, también tendría una notable cojera. También tuvo serios problemas mentales, que dificultarían su enseñanza (no dijo sus primeras palabras hasta los tres años). Además, sufrió una notable tartamudez.


Nació cuando su padre tenía 18 años y, tras la muerte de su madre, pasó largos periodos de tiempo sin su padre, dado que este debía atender numerosos compromisos fuera de España como heredero al trono y, más tarde, como rey. Fue criado por sus tías, en la corte, entre numerosos cuidados.
Desde muy joven comenzó a tener comportamientos sádicos y exagerados, disfrutando del sufrimiento de los animales de la corte e incluso mandando azotar a jóvenes muchachas para su diversión.
En el año 1560 fue nombrado heredero al trono pero desde ese año, comenzó a sufrir fuertes ataques de fiebre que le obligaron a permanecer en cama. Por ello, no pudo realizar el viaje a Aragón, donde debían celebrarse también cortes. Además, su actitud era de mayor desobediencia y rebeldía incluso con los médicos y sus actitudes sádicas y crueles continuaban, algo que su padre esperaba que desapareciese en el momento en el que tuviese que ser rey.
También se dice que tuvo como amantes tanto a su madrastra, Isabel de Valois como a la mujer que realmente amaba su padre, la princesa de Éboli.

En 1561, para alejarle de Madrid e intentar que su salud mejorase, se transladó su residencia a Alcalá de Henares, donde un año más tarde se precipitó por las escaleras, algo que le causaría graves problemas e incluso su padre Felipe, comenzó a prepararle su funeral. Fue después de numerosas operaciones (entre ellas una trepanación) cuando logró recuperarse.
A partir de ese año comenzaron las numerosas disputas con su padre, ya que este le dejaba al margen de cualquier cargo de importancia a pesar de sus veinte años, además de no tenerle en cuenta en la toma de ninguna decisión.
Pasaron los años y la situación del entonces Príncipe de Asturias no mejoraba, lo que evitó que pudiese contraer matrimonio y le llevó a una conducta mucho más inestable y con numerosos arrebatos de locura. Llegó a conspirar contra su padre con planes para asesinarlo totalmente descabellados. Por ello, en 1568 y ante la inminente huida de su hijo a otro país, decidió encarcelarlo.
Esto llevó a Carlos a numerosos intentos de suicidio y al empeoramiento de su salud, lo que conduciría a su muerte ese mismo año. No se conoce el motivo exacto de su muerte, aunque según fuentes oficiales fue una muerte natural.

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